viernes, 30 de diciembre de 2011

Pastoral de Navidad del Obispo


INVITACIÓN A LA VIDA ETERNA



“Natividad del Señor”


Año tras año, los cristianos conmemoramos y concelebramos el más “inefable acontecimiento acaecido en la Humanidad”; pues sabido es, la “venida del Mesías, El Salvador del Mundo entero”.

Y ocurre que en el Seno de la “Una Santa Iglesia Católica y Apostólica”, la Iglesia de Cristo Jesús, se verifican ininterrumpidamente, las manifestaciones de la Gracia del Señor, en los Divinos Misterios de la Redención del Hombre Nuevo”, por la regeneración de Cristo Jesús, en la confesión de los pecados, la obtención del perdón, y la regeneración del alma, por el Espíritu Santo, vivificador. Este acontecimiento del Nacimiento de Jesús, en la Humanidad, esta buena Noticia para la Salvación de los Hombres, se nos suscita en los cristianos una “fuerza nueva”, la cual constituye nuestra alegría inmensa y nuestro gozo, en la fidelidad a Cristo, nuestra única confianza, nuestro verdadero consuelo, nuestro verdadero contento, nuestra verdadera Paz y Esperanza. por ello, los cristianos concelebramos, participando en los Divinos Misterio, como fuerzas emanantes de la Eucaristía del Señor, por el Santo Sacrificio del Cristo, y nuestra verdadera participación en Él. Por lo cual Renovamos continuamente los Divinos Misterios, en donde el Hombre Nuevo, nacido de lo alto, se dirige al Camino de la Perfección, hacia la Vida Eterna, el verdadero Reinado del Amor, el Reino de los Cielos, donde se goza uno, alabando siempre a Dios Todopoderoso, en su amor y recibiendo su amor, eternamente en la Paz del Señor, con todos sus Santos, entonando el Himno de los Serafines, Santo, Santo, Santo….

No tiene otro objeto nuestra Fe, nuestra Esperanza, y nuestra Caridad, que la Meta Propuesta, la de alcanzar al Gloria Bendita; por todo ello nos alegramos, pero nuestra conciencia de Cristianos, “verdaderos”, nos obliga a cumplir las promesas que hemos contraído en el Bautismo, en la Confirmación, en todo nuestro Haber de cristianos, la de dar el testimonio en la humanidad de la “VERDAD QUE HACE LIBRE AL HOMBRE”, en fin, el verdadero objetivo de nuestra misión de cristianos en el primer Mandamiento de Dios, realizando nuestras buena obras en la Caridad del Señor.

Esta es la verdadera Fe “en la verdadera razón de Fe”, de sentirnos alegres, gozosos y contentos. Porque gracias al Buen Dios, los Hombres podemos colmar nuestra Esperanza de Vida Eterna; pues el Señor Dios Todopoderoso, Creador de toda cosa, viendo el orgullo de hombre, su pereza, su vanidad, se apiadó del hombre y vino gustoso por su bondad a salvar i dar vida al género Humano, encarnó de la Santa, Gloriosa, Purísima y Amantísima Virgen María, Madre de Nuestro Señor Jesucristo, sin dejar la dignidad divina se Hizo Hombre y fue crucificado por nosotros, ascendió a los cielos y se sentó a la derecha de Dios Padre, para venir a juzgar a loa vivos y a los muertos; Él , el Cristo, nuestro Dios, el que es una de las personas de la Santísima trinidad y es adorado y glorificado por su Padre en su Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

Así venos, que esta Solemnidad de alegría de nuestra fiesta, no es una fiesta social, en el sentido del mundo; sino la Fiesta de la VERDAD, Cristiana, el Mensaje del Cristo, por lo cual lo festejamos y queremos dar testimonio al mundo entero. Recordamos también en este día jubiloso, que esta fue la razón de que en la antigüedad hubiera tantos y tantos mártires cristianos, que habiendo sido fieles a la Señor, daban testimonio con la Vida física, anhelando la Eterna.

También recordamos en nuestro júbilo, teniendo bien presente, que un día vendrá, que todas las naciones adoren al Señor Todopoderoso, por todo ello nos congratulamos en la Navidad, y Verbo, que se Hizo Carne y habitó entre nosotros, pronunciamos el Sí , de la Santísima Virgen María, para que también nosotros diciendo “Sí” , sigamos a su divino Hijo, como discípulos suyos.

Por estas razones tenemos Júbilo en el ciclo de la Navidad y perseveramos en la Divina Liturgia. Para lograr nuestra transformación y nuestra regeneración del Alma, por el Espíritu Santo, sirviendo a Dios, y ayudando a nuestros Hermanos para que también le conozcan, se arrepientan, se conviertan y se santifique.

Así que veo como en esta Santa Paciencia de Dios para con los hombre, sus amantes; cómo una y otra vez se nos repite en Ciclo generoso de los tiempos litúrgicos, para que también un día u otro los Cristianos tomemos verdadera conciencia, del sufrimiento del Cristo en su Divina Pasión, y también aceptemos la Cruz redentora.

El Gozo pues, y la alegría de esta Navidad, tiene tres tiempos en Uno sólo, como bien sabemos, la preparación , el Advenimiento, en nuestra esperanza, la Natividad, el Nacimiento en nuestro júbilo, en nuestro deseo del Sí, y como no , en la procesión de regeneración por la Gracia del Espíritu Santo , nuestro quehacer, pues hoy más que nunca, no podemos olvidar como se halla el mundo, tan en contradicción, tan en luchas, tan en penumbra, tan en dolor, y como las juventudes, muchos hay, que están ausentes del Testimonio de la Verdad, debido a la carencia de buenos ejemplos de Testificación.

Hay también pues en el gozo y en la alegría del Redentor, pena por ver la poca colaboración con Dios, de sus allegados, los cristianos. Es pues una realidad que no debemos olvidar, hemos de volver a la “SIMIENTE VIVA” de los Padres Apostólicos, de nuestra Cristiandad. Hemos de Comprometernos, y en ello, hay Gozo, hay verdadera Alegría, es el verdadero quehacer.

De esta manera, en el Gozo y la Alegría de júbilo, vemos la Verdadera “ GRANDEZA DEL HOMBRE”, por la Gracia de Dios, y bueno será que hagamos voluntariamente una “Reconfirmación”, a esta Grandeza, para darnos cuenta de lo que Festejamos, de nuestro estado Consciente del Acaecimiento, del Verbo Divino, y en esto, ver si las promesas que hicimos en el Bautismo, y en la Confirmación, de “RENUNCIAR A SATANAS A SUS POMPAS Y A SUS OBRAS”, lo procuramos, lo evitamos….

Nos damos cuenta, de LA VERDAD, Festejamos Solemnemente el gran día, este NACIMIENTO DE UNIGÉNITO y esta es nuestra alegría, pero a sabiendas que en el seguimiento del Cristo, en la guarda de sus divinos Mandatos, en al “FE, ESPERANZA Y CARIDAD”.

Y para que nuestra alegría sea completa, recordemos que somos Templo del Dios Vivo, en esta SAGRADA FAMILIA, Jesús, María y José, siendo en este ámbito nuestro Amor y nuestra Perseverancia.

No teniendo otro objeto nuestra alegría cristiana, perseveremos en la oración, festejando en los Divinos Misterios, seamos verdaderamente Creativos en el Señor, desaparezca el temor infundado, seamos fuertes en la Roca del Dios Vivo, adoremos Verdaderamente al Hijo de Dios Vivo, postrándonos a sus pies, al igual que los Reyes Magos, y ofrezcámosle verdaderamente el Oro, el Incienso y la mirra, ofreciéndole y rindiéndole lo mejor de nuestra persona.

¡BENDITO SEA EL SEÑOR POR SIEMPRE!

Mns. Alfonso, Obispo de la Iglesia Ortodoxa Antioquena de España.